Meses atrás, el arcángel Gabriel había visitado a María para darle la noticia de que en su vientre llevaba al hijo de Dios, un niño al que tendría que llamar Jesús.
A su llegada a Belén, María y José buscaron un lugar para alojarse, pero llegaron demasiado tarde y todo estaba completo. Finalmente, un buen señor les prestó su establo para que pasaran la noche.
José juntó paja e hizo una cama para su esposa. Lo que ninguno de los dos imaginaba antes de trasladarse ese día a Belén es que era el momento de que naciera Jesús.

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