¡Qué calor hacía esa madrugada de verano! Lucas no podía dormir, daba vueltas en su cama y casi ni sentía el aire acondicionado. A pesar de eso, la imaginación del niño no cesaba de trabajar. Durante esa semanita agobiante de enero había visto en sueño cantidad de cosas feas: vampiros, murciélagos, fantasmas y toda clase de monstruos. Y esa noche no iba a ser la excepción. Se encontraba lejos de casa y cerca de un lago. Era de noche y estaba solito. Además todas las personas que vivían en aquel lugar habían olvidado encender las luces. Lucas sentía miedo, no por la oscuridad, sino por el ruido del agua del lago. Mientras caminaba en círculos por allí, escuchó algo extraño, un sonido como pic pic. Pero no le hizo caso. Más tarde aquel ruido se convirtió en pac pac, y allí Lucas se dio vuelta. Y se encontró con una pelota gigante llena de arañas, serpientes y sapos que iban en dirección a él. Ni siquiera pudo gritar. Sólo atinó a correr y correr. Pero al pelota extraña se hacía más grande y se llenaba con más bichos feos. Cansado ya de correr, Lucas se detuvo y enfrentó a la pelota, que continuamente se poblaba de mosquitos, moscas, arañas pollito y miles de bichos desconocidos. Lucas le grito:-¿Por qué me siguen?; y la pelota que ya no se movía se abrió desparramando una bella luz roja y una dulce voz.
-Hola Lucas, soy la pelota de los bichitos del lago. No queremos que te asustes. Sólo te seguimos, porque queremos jugar con vos. La noche de hoy es muy bella, plagada de estrellas brillantes y una luna redonda. En noches como ésta, todos los habitantes del lago nos juntamos para salir a pasear y como te vimos por aquí, quisimos invitarte.
Lucas, ya más tranquilo empezó a caminar junto a la pelota del lago y juntos pasaron una noche fantástica jugando, cantando y contando chistes.
Pero todo había sido un magnífico sueño. A Lucas lo despertó el cálido beso de su mamá a la mañana siguiente, y tambièn sus sabanitas que con el terrible calor se habían pegado a su cuerpito.
Naty
amorporlainfancia@gmail.com
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