Cuenta la leyenda, que en lejanos tiempos, en el Gran Chaco, los indios eran felices, no se conocían las estaciones porque no había cambios de clima, ni fenómenos atmosféricos.
En esa armonía y felicidad los indígenas brindaban todos sus tributos a NAKTÁNOÓN (el bien). Esta actitud puso furioso a NAHUET CAGÜEN (el Mal) que vivía en las tinieblas, que para vengarse y calmar su ira creo NOMAGA (el invierno).
Satisfecho de su obra se dirigió al pueblo indígena diciendo:
- Ja, ja, ja, morirán de frío. Mi nuevo servidor los hará padecer y se les helará la sangre en las venas. El sol no brillará en el cielo chaqueño. Un perpetuo nublado cubrirá la tierra toba. El invierno será helado y dañino. La naturaleza irá pereciendo. Los indios gritarán y se retorcerán implorando a NAKTÁNOÓN (el Bien) que les dé calor y castigue a NAHUET CAGUEN (el Mal).
Fue entonces cuando cuatro embajadores, los preferidos y más escuchados a lo alto suplicaron al Bien, que derrame calor sobre la tierra. Los embajadores fueron:
El palo borracho
La planta del patito
El picaflor
La viudita
Compadeciendo el Bien, los convierte en una flor, la flor del algodón (Gualok) que tiene de cada uno un atributo.
- El calor de la planta del patito
- El capullo como el palo borracho
- La bandada del picaflor
- La blancura de la viudita.
Despejado el cielo de nubes, la flor (Gualok) llega a la tierra y se abre, mientras siguen resonando los tambores indios y las semillas vuelan y vuelan, y al caer nuevos algodonales nacen… y nuevas semillas… y nuevos algodonales hasta que todo el territorio se cubre de blanco.
El urundai se hace telar para tejer la hebra suave del algodón convirtiéndose en níveas túnicas que cubren a los indígenas dándoles calor de vida. El canto aborigen se eleva.
El bien ha vencido. Ante todo lo acontecido el demoníaco NAHET CAGUEN (el Mal) enfurecido nuevamente y en un último intento, maldiciendo, se convirtió en “Lagarta rosada” plaga del algodón. (Leyenda Toba – Argentina)
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