jueves, 14 de marzo de 2013

EL GATO Y LOS RATONES

Había una vez un gato muy cazador que no dejaba en paz a los ratones. Los ratones, del miedo, no salían de sus cuevas ni para ir a comprar queso a los ratones queseros. Un sábado por la noche, el gato se fue de parranda y los ratones aprovecharon para reunirse. - Tenemos que unirnos y luchar contra el enemigo gato -dijo un ratoncito. - ¡Vivimos con el corazón en la boca! -dijo otro. Entonces, un ratón viejo y sabio propuso lo siguiente: - A este gato hay que agarrarlo dormido y atarle al cuello una cinta con un cascabel. Cuando oigamos ¡tilín! ¡tilín! Sabremos que se acerca. Y cuando no oigamos ¡tilín! ¡tilín! nos pasearemos tranquilos. Era una idea genial. Todos la festejaron mucho. Pero… ¿quién le ponía el cascabel al gato? - Yo no sé poner cascabeles -dijo un ratón. - Yo no sé atar cintitas -dijo otro. Uno por uno, todos se disculparon. Y, a pesar de que habían aplaudido al ratón sabio, nadie se atrevió a ponerle el cascabel al gato. Porque es fácil decir: "Hay que hacer esto. Hay que hacer aquello". Pero hacerlo es mucho más difícil. Photobucket

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