sábado, 1 de marzo de 2008

Cuando sea grande

Cuento de Elsa Bornemann


“¿Qué vas a ser cuando seas grande?”, me pregunta todo el mundo. Y aparte de contestarles: “Astrónomo” (o“ colectivero del espacio”…, porque nunca se sabe…), tengo ganas de agregar otra verdad: “Cuando sea grande voy a tratar de no olvidarme de que una vez fui chico. ”
Recuerdo que —cuando aún concurría al jardín de infantes— mi tía Ona me contó un cuento de gigantes. Después me mostró una lámina en la que aparecían tres y me dijo:
—Los gigantes sólo existen en los libros de cuentos.
—¡No es cierto! —grité—. ¡El mundo está lleno de gigantes!
¡Para los nenes como yo, todas las personas mayores son gigantes!
A mi papá le llego hasta las rodillas. Tiene que alzarme a upa para que yo pueda ver el color de sus ojos… Mi mamá se agacha para que yo le dé un beso en la mejilla… En un zapato de mi abuelo me caben los dos pies…
¡Y todavía sobra lugar para los pies de mi hermanita!
Además, yo vivo en una casa hecha para gigantes:
si me paro junto a la mesa de la sala, la tabla me tapa la nariz…
Para sentarme en una silla de la cocina debo treparme como un mono, y una vez sentado, necesito dos almohadones debajo de la cola para comer cómodamente.
No puedo encender la luz en ningún cuarto, porque no alcanzo los interruptores. Ni siquiera puedo tocar el timbre de entrada. Y por más que me ponga de puntillas, ¡no veo mi cara en el espejo del baño!
Por eso, ¡cómo me gusta cuando mi papi me lleva montado sobre sus hombros! ¡Hasta puedo arrancar ramitas de los árboles con sólo estirar el brazo!
Por eso, ¡cómo me gustaba ir al jardín de infantes! Allí hay mesas, sillas, armarios, construidos especialmente para los nenes.
Las mesas son “mesitas”; las sillas son “sillitas”; los armarios son “armaritos”…
¡Hasta los cubiertos son pequeños y mis manos pueden manejarlos fácilmente! También hay una casita edificada de acuerdo con nuestro tamaño. Si me subo a un banco, ¡puedo tocar el techo!
Sí. Ya sé que también yo voy a ser un gigante: cuando crezca.
¡Pero falta tanto tiempo! Entre tanto, quiero que las personas mayores se den cuenta de que hoy soy chico, chiquito, chiquitito.
¡Chico, chiquito, chiquitito, en un mundo tan grande! De gigantes. Hecho por gigantes. Y para gigantes.



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